sábado, 11 de agosto de 2007

SUBIDA A LAS RUINAS DE BOBASTRO. EL CHORRO (08-08-2007)





















El miércoles 8 de agosto de 2007, Carli, mi hermano y yo habíamos decidido realizar un puerto de 6 kms de longitud y una subida del 20% de desnivel en algunos puntos, que se encuentra en el término de El Chorro y que da acceso a un antiguo poblado árabe que actualmente se encuentra en ruinas y se está restaurando como ruta turística, denominado "Las ruinas de Bobastro". Este poblado está realizado en piedra y lo que queda de él es una antigua iglesia, algunas murallas y las bases de algunos afincamientos que reflejan las antiguas viviendas que allí existieron.

Fijamos la salida para las 9:00 h. de la mañana, con la sorpresa de que mi hermano nos falló a última hora debida a que dos días antes había sufrido una fuerte contractura en el cuello y para esta fecha, aún no estaba recuperado. También nos falló Fco. Javier (sobrino de Carli), que no tenía claro si iba a asistir a esta actividad o no. Finalmente salimos Carli y yo y colocamos nuestras mountain-bike en la parte trasera de mi coche.

Debido al arreglo de carreteras, nos plantamos en El Chorro en algo menos de una hora, nos fuimos por Campillos y a unos 10 kms, cogimos la carretera que nos dejaba en el camping del Parque Ardales, es decir, donde se encuntra la línea de salida y de llegada del medio ironman que se celebra en El Chorro, la carretera que cogimos para llegar hasta allí, era parte del tramo que hacen los ciclistas en esta prueba de fondo, resultando espectacular, ya que era una subida sin descanso y llena de curvas y en el momento que se coronaba, aparecía una bajada más impresionante aún y también con mucho curveo, hasta llegar a los boxes, que es el lugar donde dejamos el coche. Una vez llegados al lugar de partida, bajamos las bicicletas y las montamos, cogimos los botes de agua congelados para hidratarnos bien durante la ruta, porque hacía una calor inmensa y partimos para el puerto.

De camino hacia el mismo, Carli bromeaba conmigo, porque él se conocía muy bien el lugar, aunque núnca lo había hecho en bicicleta. Y sin embargo, para mí era algo novedoso y me encontraba un poco precabido de cara al ascenso. Había un total de 5 kms de carretera hasta llegar al puerto. Lo positivo que tenía éste es que no había mucho tráfico, ya que cuando llegabas a lo alto de la cima, la carretera se quedaba cortada y solamente subieron algunos turistas mientras nos encontramos en la carretera.

Llegó lo bueno y la primera rampa, solamente de verla te quitaba las ganas de subir. Carli comenzó con el plato mediano y el último piñón y yo para no ser menos, hice lo mismo. Cuando llevábamos 300 metros le pregunté que si no cambiaba a plato chico y él me dijo que iba a aguantar un poco más. En ese momento, yo pasé a plato chico y me igualé a él porque llevaba más cadencia y se hacía mejor. Él aguantó un poco más y también metió plato chico. En el momento que recuperamos la deuda de oxígeno de pasar de 90 pulsaciones aprox. a unas 160-170 aprox. tuvimos mejores sensaciones y el ascenso lo hicimos a ritmo. En los kms. donde había más desnivel, Carli notó un poco más la falta de fondo que tiene con bici. En mi caso, aunque soy más pesado para las subidas, durante el verano he rodado bastante en la bici y me encontraba muy bien. A medida que íbamos subiendo, se divisaban paisajes estupendos e impresionantes y lo más sorprendente de todo fue encontrarnos un pantano en todo lo alto de la cima, con su presa y todo, algo que me llamó mucho la atención. Finalmente coronamos los 6 kms y estuvimos un rato mirando todos los paisajes que había por aquella zona. También encontramos un bar en lo alto del todo.

Tras esto, hicimos algunas fotos y comenzamos a bajar. La bajada era más impresionante que la subida. Yo creía que nos íbamos a quedar sin frenos, y por un momento parecía que estábamos haciendo una etapa del tour de Francia, porque las curvas y el desnivel era similar. Nos paramos en el pantano y le dimos una vuelta alrededor de la presa, que tenía unos 3 kms de longitud. Después, divisamos a lo lejos el desfiladero de los gaitanes, lugar sorprendente, que asusta solamente de mirarlo a lo lejos, por el que pasa un pequeño puente. Por último, bajamos hasta las ruinas de Bobastro, algo que también me impresionó mucho, porque como he dicho anteriormente era un antiguo poblado construído íntegramente sobre piedra de la sierra. Tras realizarnos otra serie de fotos, nos dispusimos a bajar hacia el punto de partida. Una vez allí, nos bebimos una bebida isotónica que teníamos preparada y observamos un poco el pantano del Parque Ardales, notando como dato principal, la ausencia de agua, ya que el desnivel se encontraba muy bajo. Finalmente, iniciamos la vuelta a Herrera.

Desde aquí, saludar a Pedro García y a Faustino que deben estar en concentración para la prueba del próximo domingo en el triatlón de Posadas, que por cierto me han comentado que el agua está bastante fría (13ºC) y es obligatorio el neopreno. ¡que haya suerte!

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